Hola criaturas fabulosas del multiverso QUEER, bienvenides al rincón donde los años no se cuentan,

se celebran a lo Cheer, con outfit nuevo y cero jodiendas que dar.

 

Hoy vamos a hablar de eso que llega cada 365 días y a veces con crisis existencial incluida. Los cumpleaños. 

 

¡¡Spoiler alert!!

 

Hoy vengo cargado de confesiones, verdades incómodas y un poco de sarcasmo existencial.

 

¿Estás preparade?

¿No?

Pues realmente, me da lo mismo. 

 

A ver, seamos realistas, vivir en modo yo no existo, es realmente agotador. Pasé años apagando mi luz por no incomodar y me convertí en un experto en camuflaje social,  como un pokemon queer en modo sigilo. 

 

Pero llega un punto en el que dices, ¿Y si me pongo las plumas, el tacón y salgo a hacer el lypsinc de mi vida?

 

Ser invisible en si, es como más seguro, pero también es profundamente aburrido y diría yo que triste. Sobretodo cuando te das cuenta como yo a una edad madura, de todo lo que no has vivido. 

 

Verás, salí del armario como a los 20 años, con mi familia y mis amistades heteros, todo fue bien, quiero decir que me aceptaron y bueno, a día de hoy, me voy dando cuenta de que no todo fue tan bien. 

 

No, no, no quiero decir que no disfrutara de unas cuantas cosas, pero realmente

me doy cuenta de que he estado viviendo en plena heteronorma y que me ha marcado mucho. 

Pese a tener novios, salir por el ambiente, y hasta casarme, que ya vamos para 7 años.

 

Y es que desde hace casi dos años, estoy revisando mi vida.

Y es que estar desde lo normativo; ahí está la clave; es lo que me ha aplacado la vida.

Eso es lo que siento.

 

Siento que no he podido contarme en lo que soy.

 

Siento que no he sido escuchade en lo que soy.

 

Siento que me he perdido relaciones,  conversaciones, y  espacios, en lo que soy.

 

Siento que no he podido tejer esa red que pueda comprender eso que soy.

 

¡¡Yo he decidido pasar de ser un extra a ser protagonista!!

 

Con mi brilli brilli, mirando a cámara y con mi tupida barba mecida por el viento.

 

Que si, realmente me da miedo volver a salir del armario en un espacio normativo, por segunda o por  quinta vez. Pues claro que sí corazón. Esto es como jugar a Jumanji, realmente no sabes por donde van a venir.

 

Y cada paso, es como un nuevo nivel, pero ¿sabes que da más miedo? vivir una vida que no es mía. Así que acabo de decidir decirme lo siguiente:

 

¡¡Se acabó, prefiero cagarla siendo yo

que triunfar siendo una versión beta de otra persona!!

 

Ahora, hoy, tengo 46 años y sabes qué, estoy más sabrose y buene que nunca, no porque tenga el cuerpo de un influencer de gimnasio, sino porque he sobrevivido.

 

He sobrevivido a los prejuicios.

 

He sobrevivido al silencio.

 

He sobrevivido a las dudas.

 

He sobrevivido a mi misme.

 

La edad, realmente no es una sentencia. En este tiempo, he creído que llego tarde, que he perdido mucho tiempo, y a veces, me machaco por ello.

Acabo de entender que cada arruga; decirte que de momento no tengo; es un logro desbloqueado.

A estas alturas de la película, ya se quien soy, qué quiero y a quién bloquear sin sentirme culpable.

 

Cumplir años no es solo abrir los regalos.

Cumplir años, es prenderle fuego a muchas ideas que descubres que sobran en tu vida.

 

Ideas como “no tengo nada que hacer”, cuando precisamente se trata de todo lo contrario, tengo muy claro lo que quiero hacer y he decidido comenzar este capítulo, con menos miedo, mucho menos miedo, con amor propio, y con mi comunidad LGBTIAQ+, mi familia elegida.

 

Que por cierto, estoy en ello, por si quieres formar parte de esta familia.